Los efectos de la risa en el organismo

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La risa es un excelente remedio contra la excesiva importancia que muchas veces le damos a lo que hacemos, dejamos de hacer o hicimos. Por lo que, ponerla en práctica no solo nos origina una enorme satisfacción y bienestar, sino que es una grandiosa terapia para curar la depresión, el estrés, la angustia y la falta de autoestima.

La risa como actitud hacia la felicidad


Lo primero que deberíamos empezar a hacer es aprender a valorar lo que actualmente poseemos  y dejar de lamentarnos por lo que no tenemos, manifestar actitudes positivas ante las demás  personas y los acontecimientos, hacernos acompañar  de gente divertida y positiva, hacer de nuestras labores diarias una fuente de satisfacción.

Los grandes acontecimientos,  un buen trabajo, grandes cantidades de dinero, pueden ser fuente de felicidad, pero el vivir constantemente en un mundo lleno de verdadera felicidad está en disfrutar esos pequeños instantes de cada día, y en esto interviene mucho la actitud que cada uno demuestre ante las adversidades y contrariedades que cotidianamente se nos presentan.

La risa es garantía de salud


Con tan solo veinte segundos de risa equivalen a tres minutos de ejercicio continuo, está comprobado que al reír se están ejercitando más de 400 músculos. En la actualidad se ha podido constatar que al reír se produce un proceso químico biológico en el que se liberan hormonas llamadas endorfinas, que contribuyen a que aumente el nivel de linfocitos en la sangre, favoreciendo que nuestro organismo se haga más resistente a las enfermedades. La risa también produce la emisión de neurotransmisores que resguardan al organismo de infecciones y fortalece el corazón. Uno de los neurotransmisores que se liberan es la serotonina, que es una neurohormona que tiene efectos calmantes. Se ha evidenciado a su vez, que al reír, disminuye la contracción muscular en el organismo y, como consecuencia, se logra reducir la tensión corporal.

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La risa es un efectivo ejercicio aeróbico que ventila los pulmones y oxigena el organismo. Incluso, después de una gran carcajada hallaremos el pulso cardiaco más regular y uniforme. Al reír ejercitamos plenamente  la zona del vientre y el diafragma, obteniendo un movimiento abdominal que incentiva a que la respiración sea más profunda y efectiva.

Incluso la salud pulmonar puede mejorar cuantiosamente en los fumadores, según un artículo publicado en el Asian Journal of Nursing Education and Research en el año 2014. Sus autores iniciaron una serie de experimentos comparando diversos niveles de la función pulmonar en un universo de 300 varones fumadores de entre 30 y 60 años, a los que se realizó una espirometría (serie de pruebas respiratorias que miden la magnitud absoluta de las capacidades pulmonares y los volúmenes) antes y después del tratamiento.

Los participantes se asignaron a uno de tres grupos: un grupo de ejercicios respiratorios tradicionales, un grupo de terapia aplicando la risa como modo de ejercicio o un grupo control sin ningún tipo de terapia. Los dos grupos de intervención terapéutica realizaron 6 sesiones semanales de una media hora de duración durante mes y medio. Los resultados descubrieron que la terapia con risa fue igual de efectiva que los ejercicios de respiración tradicionales en la mejoría de la función pulmonar, y de lo que estamos absolutamente seguros es que fue la más divertida y disfrutada de las tres terapia.

La risa y el buen humor intensifican la memoria

Los efectos directos del buen humor sobre la consolidación de la memoria quedaron evidenciados según los resultados de un experimento publicado en el año 2014 por Chambers y Payne. En el estudio mostraron a cada uno de los participantes un conjunto de dibujos de tiras cómicas clasificadas entre muy graciosos y otros sin ningún elemento de gracia. Luego de observar detenidamente las gráficas, a varios de los individuos se les pidió muy puntualmente que no durmieran en el transcurso de las doce horas siguientes, en cuanto a los demás se les pidió que durmieran ese lapso de tiempo. Pasadas las 12 horas, se les reunió a todos y se les preguntó sobre los dibujos a todos los participantes, para de esa manera obtener los niveles de memoria de cada uno.

Las gráficas clasificadas como graciosas o divertidas no solo fueron mejor recordadas que aquellas que no lo eran, tras un tiempo corto, sino que inclusive, luego de un periodo más largo de 12 horas.
En conclusión,  tenemos que aprender a valorar las pequeñas cosas, de recordar los instantes del pasado que nos hicieron reír, y de volver a ver la película que en su momento nos resultó divertida. Es necesario aprender a desarrollar ese sentido del humor, que nos ayude a ver el lado cómico y divertido que posee la vida.

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